Comprar, Tirar, Comprar. Obsolescencia Programada.
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=p6GQX4qo4LU
Comprar un ordenador y que nos sirva dos-tres años, cuatro como máximo, es a día de hoy la tónica habitual de cualquier usuario del mundo de la informática. Esto se puede extender a móviles, electrodomésticos, periféricos y en general, una gran parte de todo lo que nos rodea. Partiendo de este tema, Televisión Española ha coproducido un interesante documental llamado‘Comprar, tirar, comprar‘, el cual fue emitido hace un tiempo y como de costumbre, ha pasado totalmente desapercibido en la pequeña pantalla, pero que está sonando bastante en internet.
El tema de la producción es el concepto que actualmente mueve el mundo del consumismo exacerbado y domina buena parte de nuestra sociedad en muchas de sus facetas: La obsolescencia programada. Pero veamos un poco más a fondo los asuntos que trata este magnifico documental y cómo está hecho.
¿Qué es la “obsolescencia programada”?
El guía del documental es un chico que desea imprimir un documento desde su impresora, comprada hace sólo un par de años y que casualmente, y a pesar de mostrar un buen estado físico, ha dejado de funcionar. Todos los técnicos y vendedores de informática le recomiendan adquirir una nueva impresora directamente, ya que el arreglo es mucho más costoso que comprar una nueva. El chico se dispone a investigar la causa del problema y descubre que en el fondo, existe un chip que los fabricantes incorporan a dicha impresora, para que llegado un número determinado de impresiones, 5.000, el aparato deje de funcionar, aunque no esté averiado.
Es una técnica para que el consumidor tenga que volver a la tienda a comprar un nuevo modelo íntegro. Una técnica totalmente planificada por los empresarios, ingenieros, diseñadores y demás gremios conocida como la “obsolescencia programada“, fundamentada en escritos que estuvieron a punto de convertirse en obligatorios en un pasado no tan lejano. Sin embargo, en la práctica y pese a no ser oficiales, dicha técnica es utilizada en todas las cadenas de producción de nuestro dominante sistema consumista social y empresarial.
El documental cuenta que a nivel social y psicológico, la obsolescencia programada consigue despertar en el consumidor la actitud de comprar un producto totalmente nuevo, un poco antes de que se rompa, marcando un temprano fin de vida útil. Por lo tanto, los productos actualmente tienen una “fecha de caducidad“, a partir de la cual dejan de funcionar y pueden considerarse como muertos, siendo necesaria la re-inversión y compra nueva, fomentando el consumismo y alimentando una cadena económica que no se detiene nunca.
¿Se pueden crear productos que nunca se estropeen?
Sí. Rotundo. Los avances de mediados del Siglo XX en muchas áreas ya mostraban que diseñadores e ingenieros eran capaces de crear productos que no se rompían nunca. Resistían años y años sin necesidad de mantenimiento, cambios ni reparaciones. El documental muestra, por ejemplo, una nevera comprada en 1985 que lleva 25 años funcionando constantemente y jamás ha sufrido un sólo problema. También habla de la aparición de medias que no se rompían y bombillas que duraban años y años encendidas sin llegar a fundirse. Hoy en día, en sus cajas podemos leer claramente, 1.000 horas de luz. Una fecha de caducidad programada.
Existen avances técnicos impresionantes hoy en día, que permiten crear grandes productos, pero esto no interesa a nuestra actual sociedad capitalista y empresarial. Por lo tanto, determinados empresarios se reunieron en su momento con dichos ingenieros yobligaron a establecer una encubierta fecha de caducidad a todos los productos creados. De otra manera y llegado a nuestro avanzado conocimiento técnico, los productos durarían siempre, se reducirían las ventas y nadie compraría de forma regular, eliminando consecuentemente millones de puestos de trabajo y beneficios millonarios.
Buena mirada al pasado, buen repaso del consumismo social.
‘Comprar, tirar, comprar’ sitúa el origen de la obsolescencia programada en el crack del 29 en los EE UU. Este concepto fue una de las soluciones para recuperarse de la recesión económica y garantizar un flujo de movimiento económico relativamente constante en base a lo comprado, que además crearía puestos de trabajo. El documental muestra muchísimo archivo en blanco y negro de aquellos momentos, referencias en películas y entrevistas a descendientes directos de grandes responsables de grandes empresas que juegan o jugaron un importante papel en este aspecto, como Philips.
Los años 50, el sueño americano y la época dorada de la publicidad sentaron las bases y el precedente para que esta sociedad del consumismo continuara activa y con éxito durante décadas en el futuro. De esta forma, se conservarían dichos puestos de trabajo y las empresas podrían continuar ingresando millonarios beneficios en un flujo más o menos constante. Todo esto suena a teoría de la conspiración, sin embargo, el documental argumenta estupendamente dicha teoría bastante patente, tan real como observar lo que te rodea en el mismo entorno en el que te halles leyendo este artículo.
La otra cara mostrada en el documental es el vertedero de toda esta chatarra autodeclarada obsoleta prematuramente. Gran parte de ella va a parar a Agbogbloshie, un lugar en Ghana considerado como el mayor vertedero de productos electrónicos del mundo. Multitud de empresas anuncian por una cara que envían tecnología “de segunda mano” a estos lugares para sanar la brecha cultural existente entre los países desarrollados y el tercer mundo, cuando lo que realmente hacen es enviar toneladas y toneladas altamente contaminantes a un lugar en del que nadie quiere saber nada.
A continuación les dejo el documental entero y sin cortes para que se tomen un momento, lo vean y saquen sus propias conclusiones.
Sí. Rotundo. Los avances de mediados del Siglo XX en muchas áreas ya mostraban que diseñadores e ingenieros eran capaces de crear productos que no se rompían nunca. Resistían años y años sin necesidad de mantenimiento, cambios ni reparaciones. El documental muestra, por ejemplo, una nevera comprada en 1985 que lleva 25 años funcionando constantemente y jamás ha sufrido un sólo problema. También habla de la aparición de medias que no se rompían y bombillas que duraban años y años encendidas sin llegar a fundirse. Hoy en día, en sus cajas podemos leer claramente, 1.000 horas de luz. Una fecha de caducidad programada.
Existen avances técnicos impresionantes hoy en día, que permiten crear grandes productos, pero esto no interesa a nuestra actual sociedad capitalista y empresarial. Por lo tanto, determinados empresarios se reunieron en su momento con dichos ingenieros yobligaron a establecer una encubierta fecha de caducidad a todos los productos creados. De otra manera y llegado a nuestro avanzado conocimiento técnico, los productos durarían siempre, se reducirían las ventas y nadie compraría de forma regular, eliminando consecuentemente millones de puestos de trabajo y beneficios millonarios.
Buena mirada al pasado, buen repaso del consumismo social.
‘Comprar, tirar, comprar’ sitúa el origen de la obsolescencia programada en el crack del 29 en los EE UU. Este concepto fue una de las soluciones para recuperarse de la recesión económica y garantizar un flujo de movimiento económico relativamente constante en base a lo comprado, que además crearía puestos de trabajo. El documental muestra muchísimo archivo en blanco y negro de aquellos momentos, referencias en películas y entrevistas a descendientes directos de grandes responsables de grandes empresas que juegan o jugaron un importante papel en este aspecto, como Philips.
Los años 50, el sueño americano y la época dorada de la publicidad sentaron las bases y el precedente para que esta sociedad del consumismo continuara activa y con éxito durante décadas en el futuro. De esta forma, se conservarían dichos puestos de trabajo y las empresas podrían continuar ingresando millonarios beneficios en un flujo más o menos constante. Todo esto suena a teoría de la conspiración, sin embargo, el documental argumenta estupendamente dicha teoría bastante patente, tan real como observar lo que te rodea en el mismo entorno en el que te halles leyendo este artículo.
La otra cara mostrada en el documental es el vertedero de toda esta chatarra autodeclarada obsoleta prematuramente. Gran parte de ella va a parar a Agbogbloshie, un lugar en Ghana considerado como el mayor vertedero de productos electrónicos del mundo. Multitud de empresas anuncian por una cara que envían tecnología “de segunda mano” a estos lugares para sanar la brecha cultural existente entre los países desarrollados y el tercer mundo, cuando lo que realmente hacen es enviar toneladas y toneladas altamente contaminantes a un lugar en del que nadie quiere saber nada.
A continuación les dejo el documental entero y sin cortes para que se tomen un momento, lo vean y saquen sus propias conclusiones.
Para ampliar la información, sabiendo qué es lo que pasa con toda la “Basura Electrónica” en la actualidad, recomiendo este post:
Consumo Responsable.
Vivimos en una sociedad que favorece el consumismo.Nos hemos convertido en la generación de usar y tirar. La publicidad nos bombardea con anuncios cuyo objetivo no es nuestro bienestar, sino hacernos engranajes de un sistema que reduce a las personas al papel de meros consumidores sumisos.
Este modelo económico de producción y consumo tiende cada vez más a su agotamiento. Es impensable hacer frente a los problemas ecológicos y sociales que nos afectan sin detener la complicada maquinaria y estructura que los producen: el neoliberalismo.
Como consumidores, último eslabón del sistema económico, tenemos una responsabilidad, pero también tenemos un poder. El PODER de decidir qué comprar.
Si reducimos lo que consumimos o usamos, si reutilizamos las cosas y eliminamos todo lo de usar y tirar, si reparamos las cosas que se estropean, si reflexionamos sobre lo necesario y lo superfluo y si nos planteamos reeducarnos en el consumo de agua, energía y papel, si somos responsables a la hora de comprar o utilizar servicios, es posible reconducir esta alarmante situación.
Con nuestra forma de consumir podemos influir en la marcha de la economía y del mundo de una forma directa. Un consumo consciente y responsable, orientado al fomento de actividades satisfactorias para la naturaleza y las personas es una gran contribución y un decisivo instrumento de presión frente al mercado.
Si reorientamos nuestras necesidades y nos damos cuenta de lo poco que necesitamos para ser felices y amigables con nuestro PLANETA, podemos dar el verdadero salto hacia una consciencia real y acorde con las verdaderas necesidades ambientales, sociales y económicas de nuestro presente.
El verdadero cambio comienza primero en nuestros corazones, en nosotros mismos.
No esperes a que el otro cambie.
Pensá.
Reflexioná.
Tomá Consciencia.
Comienza una NUEVA ERA.
El verdadero cambio comienza primero en nuestros corazones, en nosotros mismos.
No esperes a que el otro cambie.
Pensá.
Reflexioná.
Tomá Consciencia.
Comienza una NUEVA ERA.
¿QUÉ ES LA OBSOLESCENCIA PROGRAMADA?

Es probable que no te encuentres demasiado familiarizado con este término, aunque seguramente seas uno más de los millones de consumidores que han sufrido alguna vez sus efectos.
En la sociedad en la que vivimos, en la cual el consumo constituye una parte fundamental, no es de extrañar que muchas empresas pongan en marcha ciertas “estrategias” de dudosa validez ética y moral con el único fin de obtener beneficios económicos.
Estamos hablando de la denominada obsolescencia programada, la cual hace referencia al progresivo acortamiento de la vida de un producto con el fin de convertirlo en un objeto de casi “usar y tirar”, con el consiguiente gasto por parte del afectado al tener que comprar otro.
La operación es simple. Basta con la inclusión de pequeñas piezas defectuosas en nuestros ordenadores, lavadoras o televisores, de manera que éstos no tardan demasiado en dar problemas. Así, además de ahorrar material, logran que nos veamos en la necesidad de reparar el daño, con la consiguiente sorpresa que nos llevamos al conocer el precio del arreglo.
Conclusión: acabamos comprando otro. Y eso es precisamente lo que se busca, que cada vez nos duren menos nuestros aparatos o utensilios para así tener que gastar más y más.
Ejemplos como este no hacen más que poner de manifiesto las enormes ansias de poder y de riqueza que podemos llegar a tener muchas veces los humanos. Y la pregunta quizá sea: ¿si estas cosas ocurren con los llamados “artículos de lujo”, que no ocurrirá con los alimentos o las medicinas? ¿Acaso tú entiendes algo de su composición? Yo desde luego, muy poco.
http://www.somospsico.com/index.php?option=com_content&view=article&id=88:ique-es-la-
La obsolescencia programada

La economía mundial se basa en el consumo. Si los ciudadanos no consumen, este sistema económico se vendrá abajo. Sin embargo, el planeta tiene unos recursos finitos que se están acabando. En otras palabras, este sistema económico no es sostenible. De algún modo, tiene que cambiar. Ya sea por obligación, ya que faltará alguno de los recursos que lo sustentan, como el petróleo, ya sea por el impulso de políticas y comportamientos sostenibles que cambien por completo el modo de vivir.
Las grandes corporaciones saben que dependen del consumo desaforado. Por tanto, no les conviene que los productos que venden duren para siempre. Es mucho más productivo que el producto tenga una vida útil determinada de modo que el consumidor tenga que comprar otro producto igual o parecido cada cierto tiempo. Es lo que se llama la obsolescencia programada, fabricar productos que se estropean pasado un determinado tiempo, tiempo que decide la empresa que los fabrica. La obsolescencia programada y la publicidad, que invita a consumir productos que, en realidad, el ciudadano no necesita, son los pilares de la economía actual.
La prueba más palpable de que la obsolescencia programada existe es una simple bombilla. Se trata de la bombilla más antigua del mundo. Se encuentra en Livermore, California, en una estación de bomberos. Esta bombilla lleva ¡¡más de cien años encendida!! Exactamente, emite luz desde junio de 1901.
A través de Internet, se puede ver esta mítica bombilla gracias a una cámara web (www.centennialbulb.org/photos.htm). Desde que se puede ver online, ya se han tenido que cambiar dos de estas cámaras porque se han estropeado. Hay otra bombillas instaladas desde hace muchos años que aún funcionan: desde 1908, desde 1912, desde 1926 y desde 1930.
Cuando se inventó la bombilla, los grandes fabricantes de dieron cuenta de que, si ofrecían un producto que durara años, el negocio no sería rentable ya que la gente no seguiría necesitando bombillas. Así que decidieron crear un filamento luminiscente que, al cabo de cierto tiempo, se rompiera. De este modo, el consumidor seguiría comprando bombillas toda su vida. La bombilla de Livermore se fabricó antes de esta decisión.
La obsolescencia programada es patente en la actualidad en los productos electrónicos, como móviles, impresoras, ordenadores, etc. Cada cierto tiempo, unos pocos años por lo general, se compran nuevos modelos, bien porque se estropea el antiguo, bien porque se ha quedado anticuado y se desecha aunque funcione perfectamente. No los fabrican para durar.
http://www.ecologiaverde.com/la-obsolescencia-programada/